Fatalismo y disrupción tecnológica

Fatalismo y disrupción en Tecnologia

El primer nivel de la crítica consiste en reconocer que ignoráramos cosas, y el segundo, es hacerse cargo de eso que ignoramos. Estanislao Zuleta.

La ignorancia es propia del sistema en que vivimos, un sistema mundial capitalista en el cual, el dominio de las empresas transnacionales puja por establecer un pensamiento único, con una forma de sentir y pensar deshumanizada a través del establecimiento de una percepción ingenua e incluso, mágica. Se establece desde arriba una negación de la percepción sensible del valor de la vida, y la supresión de los análisis históricos, antecedentes o información con el fin de acallar cualquier pensamiento crítico liberador.

Es obvio, palpable e histórico que la utilización de las tecnologías, en automatización bajo el mandato de las reglas del mercado a las cuales nos somete el poder económico (a través de la reducción del costo laboral), conlleva indefectiblemente a una inevitable quita de posibilidades laborales a un sector de la población. Convirtiéndose esto en una política de muerte cada vez que se quita el sustento al trabajador, el pequeño cuentapropista y a quienes pueden aspirar a un trabajo digno.

Una de las formas opresivas de manipulación es de tratar de antiprogresistas a los pensamientos críticos que busquen controlar o criticar el uso deshumanizado de la tecnología. Se busca tildarlo de “antiprogreso” y tratar así de silenciar dichas críticas. Dicho silenciamiento esconde (por medio del fatalismo) los métodos más injustos de negación a la vida y, la muerte del otro, por medio de la negación al sustento y la dignidad.

¿Cómo opera el fatalismo? ¿En qué lugares?

El fatalismo se desarrolla en la cotidianidad misma de la vida. Quizás en la cola de pagos en una caja, en un transporte público, en un café con amigos, etc. Se expresa en diferentes ambientes y situaciones, pero siempre de la misma forma. Como “todo está mal” y “nada (supuestamente) puede ser cambiado”, entonces no hay nada para hacer más que aceptar la deshumanización y el derrotero de la continuidad de la realidad opresora. Aunque, lo que es aún peor, es cuando el pensamiento se cierra a la idea de   que, como no hay nada por hacer, mejor miro mi ombligo y mi propio  beneficio, donde desde cierta mirada personalista se encuentra cierta autopercepción de pureza o perfección.

Cada vez que negamos el expresar el dolor del otro a través de la palabra, la denuncia, sea uno un actor directo o un amigo o acompañante de los sectores marginados y víctimas de la deshumanización, nos lleva a silenciar y aceptar la frustración en nombre de un fatalismo que no da espacio a aceptar que otras opciones liberadoras y sensibles son posibles.

Dar voz directa o indirectamente a la palabra de los que sufren o los conviven con quienes son marginados es una necesidad urgente. No podemos quedarnos con simplemente aceptar que todo está determinado y nada puede cambiar. Hay una opción humanizante dentro de la tecnología que requiere ser recreada por medio de la regeneración de nuevas opciones.

Debemos ser conscientes que lo producido no puede estar diseñado para los fines, contextos y aplicaciones de unos pocos. O, mejor dicho, que se generen con la idiosincrasia y visón de quienes no pertenecen a las minorías, dejando de lado los saberes, las necesidades y las urgencias de quienes se encuentran en desventaja. Las necesidades de una persona que posee todas sus necesidades básicas cubiertas son iguales a quien se ve acosado a diario en lograr su subsistencia. Debemos bregar por desarrollar tecnologías diferentes, que difieran de las necesidades inmediatas del mercado y el consumo, y den tiempo para crear nuevas opciones. Las cuales, requieren su tiempo de planeamiento, comprobación práctica y desarrollo. Nuevas maneras de pensar la tecnología: desde la humanización. Es decir, desde las necesidades del otro y su vida plena, desde lo plural y no intermediado. Que rompan con la típica obsesión fatalista de que nada puede ser cambiado, o que las consecuencias son prestablecidas, donde históricamente pierden los mismos. Vemos a diario que surgen y se multiplican nuevos proyectos que se consideran disruptivos. Habría que preguntarse qué significa la cualidad de que una tecnología sea disruptiva mientras que esta siga siendo diseñada desde la optimización de las ganancias, el beneficio para ciertas minorías y el consumo sin un fin social integral.

Como sabemos, el llamar a una tecnología como “disruptiva” lleva en sí mismo un valor comercial. Basado en una continua complejización e innovación. Ahora bien, si dichas innovaciones siguen manteniendo y colaborando con una realidad fatalista (que sofoca las necesidades de los más débiles), entonces no hay innovación ni transformación, sino conservación de las premisas históricas de la industrialización y desarrollo capitalista. Por ejemplo, cuando se diseña un robot androide con el fin de hacer eficiente la reducción de costos en la masificación de una solución ideada para sustituir determinadas tareas humanas, no hay cambio humano alguno propuesto más que la continua obsesión de la eliminación de trabajo humano. En estos casos la tecnología no se convierte en disruptiva, es eficientemente dominante. Su sistema de producción y gestación no permite que nuevas opciones sean realizables, salvo que las mismas sean planteadas desde los sacrificios personales de sectores que delegan sus saberes o por medio de organizaciones u entes estatales. Estos últimos requieren el apoyo de la sociedad, pero además, de una política que les de continuidad y un espacio para recrearse. Si fuésemos fatalistas, terminaríamos afirmando que la única tecnología aceptable es la dominante, diseñada y fabricada desde la cotidianeidad y necesidades de los pocos, sin tenerse en cuenta al resto.

Es necesario crear y desarrollar desde los márgenes, desde allí será dada la tan deseada tecnología disruptiva, siempre y en cuanto se rompa con la mentalidad conservadora fatalista. Para ello puede ser muy probable que se requiera de nuevos actores más independientes, de quienes tienen sus compromisos y ataduras con estructuras y sistemas prexistentes. Fuera de las oficinas e instituciones, ganando autonomía e incluso, compromisos con quienes el poder no desea tenerlo. Para así producir ciencia y tecnología con compromiso para con la vida.

Sin compromiso social, no hay disrupción posible. Sin compromiso con la vida, no hay humanización tecnológica posible.

Se impone una perspectiva mágica de que la tecnología generará un bienestar común y acabado. Por supuesto que dicha afirmación es una falacia cuando se niegue la vida a los otros sin poder.

El pensamiento mágico busca tapar la injusticia del asalariado que pierde su sostén o ve necesario negociar por un trabajo de menor calidad y responsabilidad, es decir, con menor remuneración, con posibilidades de poner menos comida sobre la mesa de su familia. Pero, sobre dicha realidad, el poder montará sus pretendidas verdades universalistas de un supuesto bienestar mágico que en realidad es ocultamiento. Se afirmará el advenimiento de un nuevo tiempo donde las máquinas harán todo el trabajo y los humanos estemos servidos como grandes señores. Y que las nuevas invenciones cambiaran el mundo a una utopía concretada, donde en negación de la consciencia estén invisibles los cadáveres de quienes no tuvieron opción de llegar a dicho mundo. Porque el acceso a ese mundo está vedado para quienes no tengan “tickets de acceso” al show de la opulencia.

La visión encantada de la injusticia lleva a la inmovilidad social, a una contradicción entre un supuesto progreso y la sumisión a la injusticia. Por ello es necesario, como dice el siguiente texto, un continuo estado de indagación:

La memoria crítica se mantiene en un estado permanente de indagación. Se cuestiona a sí misma. Examina la misma racionalidad que le ha dado su existencia. Cuando esto sucede, la memoria descubre la ideología de la cual ha sido amamantada y que, por obvias razones, se había mantenido oculta. Detrás del ocultamiento sistemático de la verdad existe una poderosa máquina ideológica que a su vez se sostiene en una racionalidad dominante. De allí la importancia de la mirada al propio ombligo de nuestra racionalidad, pues “la memoria exige a la razón rememorar su propia historia y recordar quién es, porque el olvido de sus orígenes naturales es la causa de la desmesura en su crueldad contra lo natural, incluidos los mismos seres humanos”

Edgar Barrero Cuellar, “Del discurso encantador a la práxis liberadora, Psicología de la liberación, 2012, Ediciones Cátedra Libre, Bogotá-Colombia

La supresión de la intelectualidad y el análisis sistémico de la misma por medio de los sectores y sus medios masivos, buscan instaurar un “estado de encantamiento social” donde se niegue toda crítica por medio de la visibilización de la injusticia y la supresión de los medios de vida plena.

Generemos disrupción desde las opciones y creatividad para la vida, busquemos afanosamente el bien de los relegados, de los pobres, de los marginados, de los sin poder.


Fuentes:

“El diseño de servicios y productos como acción de transformación y de esperanza para otro mundo posible. (Primera parte)”, TECNOLOGIA HUMANIZADA núm. 2 del 2021

“La IA como concentradora de capital”, TECNOLOGIA HUMANIZADA núm. 6 del 2023

“¿Por qué no usar IA y robótica sin límites de conciencia? No es mi culpa para no hacerlo.”, TECNOLOGIA HUMANIZADA núm. 5 del 2023

“La automatización y los sectores marginales, ¿pueden buscar otra tarea cuando los empresarios automatizan?”, TECNOLOGIA HUMANIZADA núm. 2 del 2023

“Soluciones disruptivas en tecnología aplicada a la asistencia médica”, TECNOLOGIA HUMANIZADA núm. 3 2025

“Yo me salvo solo y por mí mismo. La idiosincrasia fatalista”, Realidad Empoderada

Acerca de Gustavo Reimondo 142 Artículos
Coordinador de Tecnología Humanizada. Coordinador del proyecto Realidad Empoderada. Un proyecto de realidad virtual para la concientización en una praxis solidaria. Miembro del grupo: "La familia de la calle", organización conformada por personas indigentes y no indigentes en una relación igualitaria. Experto en Robótica, Instrumentación & Control, IoT, Sensórica y sistemas microcontrolados. Experto en el proyecto, especificaciones técnicas y acompañamiento en obras de Infraestructura física de telecomunicaciones para varios continentes. Expresidente de la primera compañía SCM International, Inc. de productos por catálogo de habla hispana de robótica educativa, diseño electrónico, adquisición de datos, sensórica, internet de las cosas etc… Diseñador y programador de herramientas de simulación y adquisición de datos con PC. Desarrollo de múltiples productos electrónicos de baja escala dedicados a la medición, electricidad y sistemas de control de efectos.

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