“Pero respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: —Juzguen ustedes si es justo delante de Dios obedecerles a ustedes antes que a Dios. Porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Hechos 4, comparte un ateo[1]
La IA trabaja para alguien, está controlada por alguien y está contenida en un medio o máquina física. Su control está determinado por quien entrena al software de inteligencia artificial, por sus intereses, por su fin, su contexto, sus grupos y relaciones de intereses, etc…
Al entrenarla lo que se logra es concentrar cierto conocimiento, que está sesgado por su entrenador y sus posibilidades y condicionamiento de los datos de entrada históricos. Así también como toda máquina de un sistema productivo, de servicios o negocios, su funcionalidad está enmarcada por aquel que impone la explotación automática del conocimiento. Es decir, el grupo empresario y su grupo de conveniencias[2].
Al sistema de IA se le requieren servicios, remplazando a los servicios que realizaban o pueden ser realizados por profesionales. En un grupo de desarrollo humano el conocimiento está en las personas -y es un valor humano- y no en un mecanismo centralizado. Al almacenarse el conocimiento en mecanismos informáticos el humano ve disminuida sus capacidades, y no solamente eso, sino que también sus ingresos, que son el sustento de su vida. No vivimos en una utopía tecnológica donde, si es que fuera posible, los humanos fueran mantenidos por las máquinas. Sería bueno pensar si se verían a sí mismos estos humanos como mascotas de un sistema creado por ellos mismos.
Volviendo a la automatización de tareas y razonamientos, es posible, en el mejor de los casos, que parte del trabajo fuera tomado por otras personas, no tan especializadas, dado que la especialización supuestamente está en la IA. De esta manera, estos seres humanos prestarían servicios de menor costo para el productor. A su vez, se termina utilizando el conocimiento automático y centralizado que le da beneficios exclusivos a un grupo o una persona en particular.
El efecto logrado es que se emplea una menor cantidad de horas humanas de trabajo, lo cual disminuye los ingresos que van al sector. Este mismo fenómeno puede ser observado en el proceso de la revuelta ludita. Para aquellos que estaban especializados, su trabajo pasa a perder valor.
Lo peor de todo esto, en el mundo en el cual vivimos, es que el conocimiento ni siquiera queda en los que fabrican la máquina automatizada, sino que en la máquina misma propiedad del empresario.
Podría concluir entonces que por producido[3] (servicio o producto), acceden a trabajar personas con menor cantidad de horas humanas remuneradas y aumentando el plusvalor del empresario. Lo que hace es dar más opciones al empresariado y quitárselas a quienes necesitan trabajo para su subsistencia. De esta manera, el empresario se apodera de la remuneración del trabajo automatizado. Alguno podrá sentirse tentado a justificarlo diciendo que el precio del producto o servicio podría bajar, si es que realmente somos ingenuos y creemos dogmáticamente que esto siempre fuera así, pero no lo es. Menos aún con temas que se magnificarán como la exclusividad de los datos, la concentración del conocimiento y las brechas tecnológicas. Así y todo, tomando dicha falacia como verdadera, el establecimiento de un nuevo costo regenerará un nuevo ciclo de perfeccionamiento del proceso lucrativo tecnológico, disociando cada vez más y en forma precipitada las acciones humanas, expresión y manifestaciones de vida, de la producción, la esencia creadora, la autonomía y sustentabilidad.
Mientras tanto, los marginados caen al abismo sin que queramos verlos, ni oírlos.
[1] Ateo del Dios Mercado, del de la injusticia y la devastación.
[2] El autor hace referencia a una expresión que viene trabajando en publicaciones anteriores, se refiere a: un grupo de personas que tienen las mismas conveniencias».
[3] Hace referencia a un producto o servicio, producido por un ser humano.
Las máquinas no tienen palabra de honor.Pueden causar un daño al operador que ignora su funcionamiento.
editorial de excelencia.