
Nadie inventó la tecnología, no tiene un padre o una madre. Quizá su gestación sea fruto del primero que pegó con un palo o del salvaje que se cortó las uñas para pegar mejor. No sabemos si tiene un principio bueno o malo o si su finalidad sea ayudarnos u oprimirnos, lo que sí sabemos es que es una herramienta capaz de modificar casi todo lo que involucre al humano incluso es capaz de modificar su vida y su existencia, también su esencia, su condición ante el mundo. Juega el rol de dios y a veces logra parecerse, lo que no puede ni podrá es jugar el rol de la naturaleza aunque se la vea constantemente provocándola y reemplazándola ineficazmente en algunos aspectos.
La tecnología no podría desarrollarse sin la organización de las sociedades y sin la necesidad de comunicación propia de las personas.
Lo triste y cotidiano es cuando ciencia y tecnología se sustentan de un mismo e inevitable eje: el beneficio económico, la avaricia y la ambición; cuando las respalda la propaganda, cuando discriminan, cuando no están en función a las necesidades de los habitantes del planeta pero nos hacen creer que sí para vendérnosla sin siquiera tener que comprarla; cuando terminamos creyendo que son fundamentales para la vida, para la felicidad o para el bien común, pero sólo nos dan para sacarnos el doble sin negociaciones y con el consentimiento de todos.
La evolución de la manipulación es también tecnología, tecnología de punta filosa que corta y se introduce en la voluntad del ser humano.
La tecnología es la coordinación de todos los conocimientos y técnicas hasta el momento existentes, no puede escapar de sus posibilidades concretas de aplicación, las cuales están generalmente condicionadas por el financiamiento, el cual puede verse como lo que la hace posible o como lo que la limita. Quizá este sólo sea un axioma a partir del cual se desarrolló y evolucionó, y aunque hoy parezca imposible desatenderlo, un nuevo mundo más en comunión y beneficioso exista bajo un principio y fundamentación diferentes.
La energías renovables, por ejemplo, no son tecnología de vanguardia, hay que remover archivos y desempolvar tesoros para adaptarlas a nuestra era. Pero sólo surgirán cuando sean mejor negocio, cuando la contaminación comience a dar pérdidas a los que la comercializan o cuando los recursos estén agotados. No surgirán por el simple hecho de beneficiar a los habitantes o a las generaciones, deben primordialmente beneficiar y asegurar el poder a los dueños de casi todo.
El Banco Mundial de Semillas no existe para cuidar y conservar las variedades del reino vegetal, sirve para monopolizarlo. De otro modo serían ilógicas las patentes o la existencia de un solo banco en todo el mundo.
La evolución de la tecnología o al menos la que se difunde es así como en la evolución de los videojuegos. (Los tomaré de ejemplo porque es claramente visible la manipulación o estafa). En el juego más famoso donde un hombrecito tiene toda una ciudad o varias para desarrollarse libremente, subir a cualquier vehículo, usar cualquier tipo de armas, juego que ya tiene varias versiones, se ve la evolución notoriamente desde el realismo de la imagen, cada una es más detallada con más posibilidades de acción. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de versiones, se ve notoriamente que la evolución de una a otra está medida y contenida, de la primera a la tercera ya se hubiera logrado el realismo máximo pero prefieren ralentizarlo para año a año vendernos una versión superada. En una de las últimas se ve un realismo exagerado, sin embargo los brazos parecen dos jamones geometrizados, sólo los brazos. Uno puede imaginar que en la siguiente tendrá los brazos acorde al resto de la imagen, como si no hubieran podido por algún motivo hacerlo bien en esa versión nos lo venderán en la próxima.
Esto sucede con las computadoras, celulares, y todo tipo de aparato tecnológico de consumo masivo. Una especie de ‘estafa legal’.
Pero no sólo nos estafan con el dinero, también nos estafan con el tiempo. Cuanto más tiempo le dedicamos a la tecnología en función de la distracción, más perdemos y más ganan los dueños de esa tecnología aunque no podamos percibirlo.
Pero lo peor de todo es que mediante ella nos manejan las sensaciones, sentimientos, nos inyectan necesidades hasta entonces inexistentes, nos manipulan la voluntad con mensajes subliminales, con juegos psicológicos, con engaños.
La publicidad pasó a un nivel superior en cuestión de dominio de masas. Algunas propagandas se transformaron en notas ‘científicas’ engañosas.
En lugar de promocionar un producto para adelgazar difunden la sorprendente historia de la alumna universitaria más inteligente del mundo que inventó tal producto dejando boquiabierta a los más grandes científicos en la materia. Quizá termines de leer la nota y jamás te des cuenta de que te estaban vendiendo un producto.
Cuando compramos un televisor una computadora o un celular estamos comprando todo el contenido que tienen para nosotros y recién pagamos la primera cuota.
Hoy, los dueños de esa tecnología, pronostican o amenazan que su evolución correrá por nuestra sangre y estará tatuada en nuestra piel. Es el mismo grillete sólo que en lugar de cadenas serán nuestras propias venas las que lo sostengan imposibilitando algún día deshacernos de su peso.
Sé el primero en comentar