“Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.” Mateo 5:3-6
Si hay quienes están, en gran parte, fuera de esta tiranía mercadotécnica, son los marginados, los pobres, que están excluidos del uso de la tecnología y se ven inmersos en la economía tradicional. Sin duda, son oprimidos de otras formas, propias de la concentración y reducción del mal llamado costo laboral que produce el uso no responsable de la tecnología en sus aspectos sociales.
La tecnología está siendo utilizada al nivel sutil de la cotidianeidad como herramienta para maximizar las ganancias de las cadenas y las plataformas de comercialización. Hemos tratado muchos de estos temas en detalle en nuestras publicaciones, pero en algunos casos es necesario combinarlos y ver su aspecto dominante desde una perspectiva más particular, aunque masiva.
Vení, que te uso, te negreo y te utilizo en contra de los intereses del trabajo digno
“¡Vení a comprar, buscá los productos, y, a la salida trabajá para nosotros y en negro!” [1] parece ser la consigna de supermercados y nuevas tiendas con sistemas de autocobro. Reclutan personas de las colas de las pocas cajas personalizadas que quedan para que trabajen haciendo de cajeras de sus propias compras. Como ya hemos visto, esta es una técnica para prescindir del trabajo de buenos empleados y empleadas que han trabajado por años en esos puestos. ¿Vos te ofrecés como voluntario o voluntaria para que no sea necesario el trabajo de quien se le paga dignamente y con seguro social, y así recaudar dinero para los magnates de siempre? Ahora en más, te invitamos a pensarlo.
Pero la injusticia más dura es aquella que se produce en la negación de trabajo al empleado y la comunidad que lo necesita. Hemos verificado muchas veces que, al instalar los sistemas de autocobro, en un periodo de tiempo se reduce el personal de caja. Primero argumentan que se les asignan otras tareas, pero ese es solo un paso intermedio hacia la reducción del personal de caja.
Es lamentable cómo es posible prestarse a utilizarlos en nombre de tener un supuesto tiempo libre, sin importar a quien le sacamos la posibilidad de un trabajo digno. Como consecuencia, hay familias que se ven quebradas ante la falta de oportunidades y la negación a fuentes de trabajo. Esto ocurre, más que nada en cadenas de supermercados internacionales, que terminan concentrando las ganancias en tierras foráneas.
Al acompañar a personas en situación de vulnerabilidad, la aproximación devela sus dolores y las murallas que la sociedad les impone. Una sociedad construida por y para los sectores deshumanizados por el mercado y de pertenencia a un sector favorecido.
En el caminar con los amigos o amigas en situación de vulnerabilidad, se aprende a valorar la vida y el sustento de una manera diferente. Se siente, más allá de la consciencia que puede dar el conocimiento.
Tras las barreras de la apatía, hay vidas que se pierden sumergidas en un mundo insensible que solo aspira al éxito personal y la pertenencia a un grupo selecto que puede acceder a lo que otros no. Y en esa posición, en esa realidad, muchas personas se pierden en la insensibilidad de obedecer a los dogmas y mandatos del dios Mercado. Regidor de la injusticia actual, represor de desprotegidos y amante de adormecer en la insensibilidad a gran parte de la humanidad. Quizás el despertarnos comience por negarnos a usar este tipo de sistemas y pregonar la visibilización de su injusticia.
Vas y te usan. No vas, y a vos y el vendedor le cobran diezmo
Si decidís hacer tus compras, hoy día la mayoría de las tiendas venden por plataformas de venta, como ser MercadoLibre, te van acorralando para que lo uses, en nombre de la comodidad, la falta de tiempo y el sentimiento de tu casa como refugio.
Como ya planteamos en el número anterior de TECNOLOGIA HUMANIZADA, el despotismo de las apps es una realidad impuesta por su manera de operar. El sistema propuesto impone una intermediación que se vuelve cada vez más infranqueable: la compra mediante plataformas digitales que monopolizan las transacciones y recaudan por medio de la medición forzada. Cada vez es más difícil escapar. Estas grandes corporaciones internacionales, que no pagan los tributos a la sociedad donde ejercen su dominio, negocian directamente con los gobiernos, presionándolos o creando lobbies para evadir responsabilidades.
Como vemos, tanto en una opción como su complementaria o contraria, las ventajas tratan de ser para el mismo sector, en desmedro del ciudadano. Este, ante el dilema del tiempo, la supuesta modernidad y la eficiencia, se ve obligado a tomar las acciones esperadas para el sector beneficiado. Sin embargo, en contra dirección a este pensamiento, se nos presenta la libertad de conciencia de ir contra de las supuesta falta de opciones. Opción la hay: hacerse pobre de espíritu, como si no se perteneciera a una clase que accede y abusa de la tecnología. Así, no acceder a los sistemas de venta en plataformas (salvo que sea necesario) y no usar los sistemas de autocobro (siempre que no sea necesario).
Seremos, en nuestra pobreza y en solidaridad con el pobre, activistas por la vida digna: nuestra y la de quienes pueden perder sus trabajos y su sustento injustamente.
Fuentes:
[1] «trabajo informal», «trabajo sin contrato» o «trabajo no registrado».



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