Un fantasma que amenaza a los sectores que pueden aspirar a un trabajo digno como cajeros.
A nivel mundial se ha impulsado el uso de sistemas de autocobro en supermercados. ¿En qué consisten?. Son sistemas que por medio de terminales permiten que el cliente se cobre a sí mismo los productos tomados de las góndolas. Consiste en la integración de un sistema con una CPU, scanner de códigos de barra, balanza y sistema de cobro con tarjeta de crédito, adicionalmente pueden tener cámaras de video para almacenar y hacer el control de las transacciones. El sistema de pesaje tiene como función verificar que el peso del bulto coincide con el de los productos a adquirirse. Todo parece estar muy bien controlado desde el punto de vista de las compañías, y la economía de las mismas, seguramente se optimizará el sistema más de lo actualmente existente. Ahora bien, analicemos el balance desde el punto de vista de la sociedad. Los actores en este sistema son: los consumidores, los empleados de comercio y los supermercados. La implementación de estos sistemas no ha producido una baja registrable en los precios. Sin embargo hay un traspaso de trabajo por parte del supermercado al cliente. Este debe realizar las mismas operatorias que un operario de caja. De esta manera el comerciante reemplaza las tareas del operario de caja por las a realizar por los mismos clientes. Haciendo un balance económico, también podría considerarse que si el trabajo de los clientes fuera tomado como algo colectivo, se libera de las cargas sociales e impuestos existentes relacionados con el trabajo en blanco o en regla. Como puede observarse este método elimina el trabajo de los cajeros, generando desocupación, no por la tecnología en sí misma sino por la transferencia del trabajo al cliente. No cabe duda que se trata de una maniobra perversa, por parte de los comercios que implementan este sistema. En un pequeño supermercado de cadena, a la vuelta de donde estoy escribiendo esta nota, había tres cajas con dos cajeros. Hoy, hay dos cajas tradicionales y dos terminales de autocobro, y un único cajero. ¡El personal de caja disminuyo en un 50%!. Es muy lamentable. Pese a ello los clientes en pocos casos toman conciencia de esta injusticia. Estamos educados para ser colaboradores, participativos, amables y trabajadores, virtudes que simplemente son utilizadas por los integradores de estos sistemas y los supermercadistas para su beneficio propio y el desmedro de la calidad y los puestos de trabajo, ante los ojos de clientes que se ven contentos por el uso novedoso de “tecnología”. El lema: “la evolución tecnológica produce progreso y bienestar” anula toda capacidad crítica, independientemente del nivel educativo.
En Estados Unidos, Europa y Asia existen más de 60000 supermercados con sistemas de autocobro. En Londres hay supermercados que solo poseen este método de cobranza.
Tiempo atrás muchos supermercados implementaron los sistemas de compra online donde el cliente ve disminuido su trabajo, por solo tener que realizar la selección online y no tomando los productos en la góndola para trasladarlos en el carro de compras. En este método se agrega trabajo al supermercado tanto sea en la selección física de productos, el empaque y la entrega. Incluso por este medio se optimiza el consumo de combustible dado que los envíos se realizan en un recorrido de reparto.
Los medios de noticias consideran esta tendencia como un ahorro de tiempo al cliente y pronostican el alza de esta tendencia. ¿Qué hacemos los consumidores?. ¿Seguiremos esperando a que vengan por nuestros trabajos?.
¿Quiénes son los más perjudicados?.
Es muy probable que para muchas de las personas del nivel social como quienes leen esta nota, no se consideren en riesgo de ser marginados por el mercado laboral ante el crecimiento en la utilización de este tipo de sistemas. Como ya sabemos, no es posible vivir en una sociedad que cada vez genera una mayor concentración y excluye a los sectores más vulnerables o desfavorecidos. Hace ocho años que acompaño a un grupo de personas, autodenominado: “la familia de la calle”. Está conformado por personas que han vivido o viven en situación de calle o ante un amparo pueden obtener un lugar donde alquilar por medio de ayuda del gobierno. Una de las aspiraciones de muchos de mis amigos y amigas es la de trabajar en una caja de supermercado o de negocios de comida rápida. Debe entenderse que no todos pueden tener los conocimientos para esta operatoria, pero otros si. De proseguir esta tendencia, será imposible que puedan acceder a empleos de dicha calificación e ingresos.
La respuesta es sencilla de contestar, los marginados y vulnerables serán aquellos que no tendrán acceso a una vida digna y al trabajo requerido para llegar a este fin. Mientras el sector de los empresarios e inversionistas se ven favorecidos en la carrera de acceder más fácilmente a la concentración de poder y capital.
El autocastigo
La auto-flagelación y la auto-anulación parecen ser parte de nuestra cultura. Más todavía cuando no tenemos la capacidad de percibir la relación de necesidad de un bien común entre todos los integrantes de una comunidad y el daño que ocasionamos a diferentes sectores ante nuestra indiferencia.
Tomé tres comentarios de reportajes realizados por el medio: “Medio Uno”, en el cual se consulta a tres personas sobre lo que pensaban sobre este método de autocobro.
El comercio opina:
«Se trata de una tendencia internacional de brindar más servicio y velocidad en la compra. Con este tipo de medidas no se busca un ahorro de personal, sino canalizar los recursos hacia donde más se necesitan. Es preferible tener un sommelier en la bodega o alguien asesorando al cliente en las góndolas que una cajera cuyo función puede ser reemplazada por una terminal», explicaron en Jumbo Argentina. — El empleador manifiesta que no se trata de la eliminación de puestos de trabajo, pero esto no lo deslinda del análisis que he realizado en este artículo. Cuanto mucho, si se agrega otra persona en otro sector, es simplemente para vender más, política de cualquier negocio y sigue estando el riesgo de despido ante medidas de ajuste.
Un usuario opina:
Para otra persona el sistema no permitirá ahorrar tiempo «porque una caja autocobro manejada por un cliente que con suerte la opera una vez a la semana versus un cajero humano que trabaja 8 horas haciendo lo mismo, no genera ahorro de tiempo sino un aumento. ¿Operativamente es más barato dos o tres máquinas que un cajero humano? Sí, pero en detrimento del servicio. ¿Cómo cliente dependo de la velocidad de «autocobro» de otro usuario?», cuestionó. — El cliente realiza un análisis individualista, preocupado solo por su tiempo, sin darse cuenta de que pasará a realizar tareas para el supermercado que dejarán sin trabajo a otras personas.
Una persona que trabaja como cajero opina:
En contra, se mostraron otros dos clientes. «Es una noticia que me pone muy triste, ya que solo está pensado para ahorrar dinero a partir de la menor incorporación de personal«, comentó un joven que trabaja como cajero. — Como vemos la sensibilidad proviene de los damnificados, del sector en riesgo.
¿Podemos hacer algo?
Sí. Oponernos a usar estos sistemas. Si hay cajas con cajeros utilicemos estas, y no nos veamos tentados por la supuesta solución transitoria de no hacer una cola en el supermercado dado que estos sistemas todavía no son operables por todos los clientes. No pienses en pequeño, a vos te puede afectar poco, o por lo menos eso piensas. Los problemas deben ser tomados en forma sistémica para comprender la marginación social que generan.
Fuentes:
Medio Uno, Llega al país el sistema de autocobro en supermercados, nota del: 30 de noviembre de 2012
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