La impresión 3D de viviendas se muestra como una solución de un tipo de construcción. En el artículo: “La construcción de viviendas con robots” de TECNOLOGIA HUMANIZADA número 1 del 2019, concluimos que el beneficio económico se manifestaba en la sustitución de la mano de obra por el trabajo automatizado del robot y una concentración de oportunidades en el sector tecnológico calificado. Hay ONGs que manejan las cuestiones sociales, como si fueran un negocio. Podemos apreciarlo en algunos emprendimientos sociales en Estados Unidos de Norte América. Se busca la maximización de del beneficio por medio de la reducción del costo, sin medir las consecuencias sociales del proceso a utilizar. Influenciadas por el lobby de los sectores tecnológicos que bregan por la reducción del costo en busca de aumentar la ganancia. Lo cual analizaremos más adelante. Una de las temáticas y lobbys que circulan, es el del supuesto beneficio de las comunidades relegadas por medio de la construcción de viviendas sociales con tecnología de impresión 3D. La impresión y/o construcción de viviendas por este método baja efectivamente los costos de la empresa constructora con respecto al uso “tradicional” del hormigón. De eso no hay duda, los números lo dicen. Aunque, hay determinadas desventajas que son silenciadas debido a un análisis meramente comercial:
- Se utilizan materiales foráneos y muchas veces requieren insumos específicos, como ser agregados para la mezcla.
- No se produce trabajo dentro de la comunidad.
- La cantidad de personas de bajos recursos a emplearse para la construcción del inmueble se ve anulada.
- La mano de obra afectada se ve reducida a muy pocas personas pertenecientes a sectores tecnificados.
- No se produce un empoderamiento de la comunidad receptora.
- No se consideran otros sistemas de construcción con materiales locales y realizables en un 100% por personal local a un costo menor o equivalente.
Es conocido el lobby en la impresión 3D donde la difusión de la tecnología se produce por medio de la producción de productos al costo para aplicaciones requeridas por personas con carencias. Lo cual a determinado nivel, es muy bueno. Sin embargo a otro nivel, la tecnología funciona como un medio de transferencia de capital y oportunidades para los sectores tecnológicos. Capitales y oportunidades que son vedadas al mismo sector que se le otorga el producto impreso. En la construcción de casas existen distintos métodos, como ser por ejemplo la construcción con adobe y otras técnicas con ladrillo común. Donde en este último caso el ladrillo es utilizado como módulo de construcción sin requerirse cortes, además de poderse realizar la construcción con mano de obra no experta.
En algunos casos la mezcla utilizada para la impresión 3D no es de propiedad universal, sino que es una mezcla patentada por sus creadores.
Al construirse las viviendas de una comunidad por medio de la técnica de impresión 3D solo quedan las terminaciones como trabajo para unos pocos. No se emplea mano de obra regional en la edificación de las paredes, produciéndose marginación, desempleo, disminución de las opciones laborales y transferencia de conocimientos a otras generaciones para que puedan construir sus propias casas. Merman las opciones de trabajo y aumenta la complejidad. Dos factores, que ante una realidad donde predominan las carencias, se aumenta la desigualdad y la distribución de capital.
Sabemos que el empoderamiento de los sectores desplazados requiere de una dignificación de las personas. Tener posibilidades y poder construir su propio destino acompañado por el esfuerzo colectivo. Podríamos caer en pensar en una evaluación exclusivamente materialista, sin embargo todos sabemos, mirando a nuestras propias vidas, que tanto el desarrollo intelectual, racional y espiritual van juntos con las necesidades materiales. No podemos prescindir de ninguno de ellos, como partes integradoras de la dignidad del ser humano. Un desbalance en ambos o alguno de estos aspectos generará y producirá a futuro la postergación de la persona y/o el de su núcleo familiar.
En esta misma revista hemos publicado un artículo sobre la construcción con SuperAdobe, un método que utiliza el adobe y otros materiales locales para la construcción de viviendas, sin requerirse de personal especializado. Es muy común también en muchas regiones la construcción con bloques de adobe.
En muchos casos el marketing de la impresión 3D remarca la reducción en el tiempo de la edificación de las paredes. Poniéndose por delante un interés en la eficiencia tecnológica al del empoderamiento de la comunidad.
Empresas comerciales ofrecen ahora la impresión de casas a lo largo de todo el mundo. No dan a información cierta sobre la venta de las impresoras 3D para construcción de viviendas. Los costos de la construcción por este método son el 75% con respecto a la construcción de hormigón armado según varias fuentes especializadas.
Consultamos a Arquitectura en Armonía sobre el análisis de costo comparativo entre la construcción de hormigón armado y SuperAdobe. Con la información proporcionada, concluimos que la construcción por impresión 3D con respecto a la construcción en hormigón armado tiene una reducción en el costo equivalente al SuperAdobe, pero con un componente donde se utiliza mano de obra local rentada. En estos casos el costo es del 75% con respecto al hormigón armado. Si la construcción es comunitaria, el sistema de SuperAdobe lleva el costo de una vivienda económica a un 45% de lo que sale en hormigón armado. Además agrega conocimiento, valor agregado y dignidad a la comunidad local.
Desde el punto de vista del tiempo de construcción, si bien el sistema de impresión 3D es mucho más rápido, la diferencia en días puede ser suplido por un albergue temporario. Sistema ya existente en muchos países para resolver la injusticia de no acceso a un techo y bienestar.
Realicemos un análisis desde el punto de vista del conocimiento, la autoestima lograda por la realización propia del trabajo y su autogestión. El método de la utilización de sistemas robotizados foráneos o de explotación exclusiva permite construir las casas a un costo reducido con respecto al hormigón armado, pero destruye el conocimiento generacional de la construcción de viviendas propias. Es totalmente pernicioso, desvaloriza la cultura y oportunidades locales.
Si reflexionamos sobre el flujo económico entre sectores dadores y comunidades destinatarias desde una perspectiva solidaria, se pone en jaque el concepto de considerar a este método una acción sin fines de lucro o beneficios. ¿Nos preguntamos el porqué? Para todos los casos el déficit habitacional está predeterminado. Su costo por medio de una construcción inclusiva, que contemple a la mano de obra especializada de bajos recursos, es calculable utilizando los diferentes índices locales de la construcción. Es común conocer el costo por metro cuadrado, según los materiales utilizados. A los efectos del análisis, consideremos que existe un grupo social pudiente que se propone y convierte como dador. Este grupo pone a disposición un determinado dinero. Este es distribuido en el proceso de edificación en los siguientes costos: mano de obra, materiales e ingeniería. Utilizando un método de construcción inclusivo podríamos determinar qué:
-El porcentaje correspondiente a la mano de obra local o vecinal es considerable. Genera transferencia de recursos económicos, trabajo digno y capacitación.
– Según el método utilizado, el material puede ser local en un porcentaje considerable.
-Los costos de ingeniería o en modo de producción estandarizados son mínimos.
En función de dicho detalle podemos afirmar que se realiza una transferencia real, del producto (la vivienda) y además de trabajo que podríamos considerarlo regenerativo y generador de oportunidades. Se produce una inversión local o transferencia de recursos que generarán empleo dentro de la comunidad receptora. Todo lo contrario a lo que ocurre en el método productivo de impresión 3D, donde la comunidad local no recibe transferencia de recursos y estos son devueltos o generan retorno a la misma comunidad pudiente o sector dador. De esa manera una gran parte del capital retorna a la comunidad pudiente. Se convierte en un proceso donde la solidaridad es contemplativa y no transformadora.
Las personas marginadas, más allá de no tener una vivienda digna, condición que debe ser resuelta por la sociedad, desean ser actores de su historia y participes de un proyecto comunitario. Construir su propio barrio. Fortaleciendo el entramado de relaciones colectivas. Dicha riqueza es un motor ordenador y organizador de la vida comunitaria. Es un bien común para la comunidad y el barrio. Una tecnología que utilice materiales locales y al alcance de todos, convierte a los mismos actores en capacitadores y guardianes de un conocimiento colectivo en continua reproducción.
A modo de ejemplo traemos un proyecto que promete realizar una vivienda económica y digna, integrada con el medio ambiente, con una superficie de 40 metros cuadrados a un costo aproximado de 1000$ estadounidenses.
Aquí se presenta un proyecto más ambicioso.
Aquí podemos ver un proyecto utilizando SuperAdobe para la educación en la construcción de viviendas en zonas rurales.
Esperemos que la sociedad y los gobiernos se concienticen en lo importante de generar opciones de construcción comunitaria de viviendas con el consiguiente enriquecimiento de la población.
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