
Robots y comida, reflexionemos sobre el título del artículo. El mercadeo, la ciencia ficción, quizás como parte de lo mismo, y las obras literarias nos han educado para poner el centro del problema en el mecanismo y no en sus creadores o dueños. Los cuales son los verdaderos beneficiados con las operaciones realizadas por los mecanismos robóticos, sean estos del tipo humanoides, con accionamientos distribuidos, con ruedas, etc. Esta forma de ver el problema quita la incumbencia de los verdaderos actores del no uso responsable de la tecnología, o más bien como si no hubiese responsable o una ideología. Se oculta también también la intermediación creada por los sectores exclusivos asociados al diseño, fabricación y fomento de dichas aplicaciones. ¿A qué aplicaciones me refiero? A aquellas que son, sobre todo, un escalón para los sectores sociales relegados para sostener su economía dignamente y dentro de las opciones posibles para los mismos. Quienes tenemos una praxis social y aquellas personas que pueden interiorizarse con la vida de los grupos en desventaja podemos afirmar que la idealización de soluciones mágicas asociadas a dogmas creados por el mercadeo tecnológico y su ambición, como consecuencia del mito moderno del progreso, invisibiliza la realidad de los procesos sociales requeridos para permitir a las familias oprimidas a una situación educativa superior acompañada de una dinámica de necesidades básicas. Los que se invisibilizan son finalmente los grupos menesterosos o aquellos que por algún motivo no pueden acceder a una capacitación e intelectualidad requerida para las exigencias tecnológicas superiores. Dicha desidia, sistematiza una continua marginación de estos grupos. Así también, como lo ha demostrado la historia, la automatización bajó los ingresos del sector especializado, destruyo a los pequeños productores que no pudieron acceder a esta automación. No es que la tecnología o el progreso no puedan ser aplicados, sino que requiere de un análisis y acciones sociales ciertas y condicionantes. Si no simplemente estaremos siendo cómplices de sacrificios humanos.
La industria de la comida rápida, restaurants y además el sector de los usuarios finales con poder adquisitivo comienzan a verse encantados por las máquinas de cocina llamadas “robots cocineros” o “robots mozos”. En Japón, China, Canadá, EE. UU., Australia, Hungría, India, Pakistán, Bangladesh y Nepal, entre otros, han adoptado la tecnología en algunos restaurant y hoteles. En algunos medios podemos encontrar expresiones, entre otras, como:
“Los robots también mejoran día a día. Hoy podemos ver que varios fabricantes usan robots en su proceso de ensamblaje porque ofrecen más superioridad en eficiencia y precisión, en comparación con un trabajador humano. Ayudan a obtener resultados mejores y más rápidos. Este impulso por lograr la perfección y una mayor eficiencia también ha motivado al restaurante The Yellow Chilli en Doha, Catar, a introducir algo nuevo en su experiencia gastronómica.” Artículo de Sanjeev Kapoor: Conoce al robot de chile amarillo: Amy
¿Cuál será esa mayor eficiencia? Obviamente está relacionada con la optimización de las ganancias. Un mecanismo, si bien tiene tiempos de mantenimiento que pueden ser realizados en momentos no productivos, los requerimientos son menores al de un humano por el simple motivo que aunque se los desee humanizar no lo son. Los seres humanos necesitamos de tiempo de ocio, de descanso, sufrimos de enfermedades, estamos protegidos en algunas sociedades bajo derechos humanos y laborales. El empresariado desea deshacerse de este trabajador humano para obtener un mayor beneficio económico. Un aprovechamiento económico deshumanizado que es generalmente tomado como un éxito para esta sociedad perversa.
En Catar por ejemplo, se ha implementado en restaurants el uso de robots para la entrega de las comidas de la cocina a las mesas. Los robots inicialmente analizan la superficie del local para luego trazar caminos posibles a las mesas. Se argumenta su uso por la supuesta mejoría en la higiene y en el trato con los clientes.
Inclusive una empresa Catarí ha comenzado, hace unos años, a desarrollar este tipo de tecnologías no solo para el mercado local sino también para el internacional. En Qatar existe una especie de trabajo migrante muy cuestionable y hasta casi esclavo. Esto ha llevado a múltiples organizaciones e inclusive a las Naciones Unidas a realizar determinadas denuncias al respecto. Catar tiene una población de 2.832.067 personas. El 78,73% son inmigrantes, es el segundo país con más porcentaje de inmigrantes del mundo. Es decir, aproximadamente 2,2 millones son extranjeros y 600 mil son de Cataries, de etnia Catarí. Para ser catarí se debe ser descendiente, no se es catarí por nacer en dicho país. A través de oficinas de reclutamiento Catar convoca a trabajadores de múltiples países. Los trabajadores en principio son clasificados en dos grandes grupos: los especialistas o profesionales y los trabajadores no calificados. Los primeros están autorizados a viajar con sus familias. El régimen de migración como trabajador tiene regulaciones como ser el de formar pareja, familia o tener hijos. A esta forma de trabajo se lo llama: esponsorizado o Kafala. Cuando el trabajador ingresa se le provee de un documento de identidad que menciona quien es el esponsor, es decir el patrón para quien trabajará la persona. Llegado el caso de que el esponsor desee prescindir de los servicios del empleador migrante este debe denunciar al migrante al estado monárquico y deportando de esta manera, el estado, al trabajador dentro de los 15 días próximos. A su vez existe una legislación extrema o casi inhumana hacia los esponsorizados. Recuerdo que en mi último viaje, era noticia en los diarios la penalidad de veinte latigazos a un esponsorizado filipino, por dejar escrito en un papel en la vereda de una casa su número de teléfono, para que una compatriota suya que realizaba las tareas de limpieza de la familia catarí dueña del inmueble lo tomase y así hablar entre ellos. Esta actitud fue detectada por la dueña de casa y el esponsorizado fue denunciado con la consiguiente pena. También hago memoria del caso de una esponsoriada profesional, que se había juntado con otro profesional de la aviación en su domicilio sin autorización. Una noche, tuvieron un conflicto de pareja, y la mujer decidió tomar indiscriminadamente una cantidad de píldoras para quitarse la vida. Dada esta situación se llamó a la emergencia médica y la mujer fue internada. En dicho caso actuaron autoridades del país natal de la mujer, para tratar de asistir en un rápido retorno de ella a su país una vez que fuera dada de alta de su hospitalización. Sin embargo esto no podría ser así. El estado le exigía cumplir antes con una condena por intento de suicidio y por vivir en concubinato sin autorización. De charlas con esponsorizados uno recoge historias donde es común el abuso laboral entre patrón y trabajador. Siendo la catarí una sociedad tan económicamente rica, donde prácticamente se construyen centros comerciales en el desierto, con pistas de jockey sobre hielo, y rascacielos y barrios de lujo que inclusive a veces aparentan estar deshabitados o subpoblados, todo consecuencia del mercado del petróleo, se vive dicha relación que roza con una especie de esclavitud moderna.
“El sistema de kafala vigente en Qatar significa que los trabajadores migrantes están controlados por otra persona. Así pues, a los trabajadores:
se les niega el derecho a abandonar el país o a trabajar para otra empresa, a menos que su empleador esté de acuerdo con ello;
se les niega el derecho a la libertad sindical;
se les niega el derecho a pedir dinero prestado a un banco y a sacarse el carné de conducir a menos que su empleador dé su consentimiento.
En marzo de 2014, la CSI publicó un informe especial titulado La causa contra Qatar. Desde entonces, nada ha cambiado para los trabajadores en Qatar.”
Informe Nuevos Frentes 2015, Qatar: ganancias y pérdidas Cálculo del coste de la esclavitud moderna en Qatar. Confederación Sindical Internacional
En ese contexto, que podríamos enmarcarlo en un fundamentalismo social, el empresario sigue en proyectos de eliminación de puestos de trabajo por medio de sistemas mecatrónicos con una lógica de software. Llevada a su mínima moralidad la la relación laboral, que por necesidad es soportada y aceptada en función de poder enviar divisas a sus familias que viven en países pobres. Aún así, en nombre de la ambición, y del fundamentalismo ahora sí, no solo social, sino también de la optimización desmedida del beneficio económico comienza a buscarse la sustitución del trabajo humano y por ende también el aumento de la precarización laboral en otras regiones.
La comida tiene un valor no solo fisiológico sino también social y espiritual en la cultura humana. El compartir la comida en común ha sido símbolo y motivo de culto de la humanidad. Tal es así, que el servirla es motivo de recibir agradecimiento, e inclusive a nivel gastronómico se representa en la propina al mozo fuera de todo convenio comercial. El preparado de la comida posee un valor cultural y de cuidado a nivel familiar o grupal. Tiene un reconocimiento al amor, el cuidado y dedicación en su elaboración. En la ancestralidad humana la entrega de alimentos para una comida en común incluía una parte para aquellos que bregaban por su elaboración y también para los que eran parte del sector social dedicado a la conciencia y sostenimiento de una proyección hacia una utopía comunitaria. ¿Acaso pensamos dejar dichas tareas a los mecanismos?¿creemos acaso que dichos mecanismos serán quienes nos liberen?¿qué tipo de liberación sería? podríamos autoboicotearnos en este análisis pensando que se trata de argumentos y preguntas sin conexión, en la continuación del artículo avanzaremos sobre ello.
Fuentes:
https://menafn.com/1100922849/Qatari-startup-launches-AI-driven-cooking-robot-Oliver-in-Canada
https://datosmacro.expansion.com/paises/catar#:~:text=Catar%2C%20con%20una%20poblaci%C3%B3n%20de,244%20habitantes%20por%20Km2
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