Carnero, esquirol, amarillo son algunos de los nombres que se les dieron a las personas que, en las luchas sindicales, eran contratadas como reemplazo y fuerza de choque para romper con las huelgas, para conveniencia del patrón o la empresa. Generalmente, se les llamó rompehuelgas.
El apodo de carnero se les dio en Argentina, Uruguay y Paraguay como una manera de hacer alusión a los cuernos del animal. Es decir, de ser un cornudo [1]. En la época de la industrialización número X.0 podemos afirmar que son simbólicamente cornudos por haber sido corneados (engañados) por sus esposas con un robot.
Hoy día, el empresariado quiere mostrar esta similitud, con redoblantes y platillos de extrema liberal, que plantea el reemplazo de los obreros por robots. Robots que son presentados como entes autárquicos, como si fueran humanos, para replicar el conveniente discurso anarco – liberal de satanización de los sindicatos y luchadores sociales.
Los rompehuelgas eran contratados por los patrones para sustituir a los trabajadores que estaban organizados en pos de la reducción de las horas laborales, la mala paga y el maltrato. Lo que se buscaba era la anti-política por medio de la eliminación del adversario. Sin adversario, no hay pluralidad y solo hay dominación, absolutismo y la imposición de una verdad única.
Como desarrollé en la nota: “¡Robot Army! Desembarque de los ejércitos de robots en logística” parte 1 y parte 2 [2]; la presentación de la tecnocracia de los grupos de robots como Robot Army, como fuerzas armadas, nos permite comprender que se lo que se trata es la alusión a la fuerza de choque que elimina al adversario. Es decir, que elimina a los trabajadores, que por su condición humana poseen sus derechos de negociación y de valorización de su vida. Es el mismo efecto que los rompehuelgas. La ideología de mercadeo de presentar a los mecanismos robóticos como humanos reafirma la situación, presentándolos como pares de los trabajadores y como trabajadores ideales o perfectos, infatigables. Siendo que lo que son: son extensiones mecánicas y de comando remoto que llevan adelante, sin conciencia, las acciones propias de los deseos de los empresarios inescrupulosos.
El sustituir el trabajador por un mecanismo es la mecanización de una solución sin diálogo, sin negociación, y las ciencias humanas, sociales y la psicología deberían trabajar sobre este tema, comprendiendo y haciendo visible la injusticia y deshumanización de esta situación de desventaja y marginación que finalmente conlleva al exterminio.
Citaré un artículo de Diego Farone sobre el documental American Factory: “conoce a tu enemigo”, el cual relata la siguiente historia: “El resultado es durísimo: se sigue la historia de los trabajadores estadounidenses que luchan por adaptarse a las estrictas expectativas laborales y los métodos de gestión chinos. El dueño de la fábrica es terminante desde un comienzo: no quiere que exista un sindicato. De generarse uno, cerraría la fábrica de inmediato. Pero los trabajadores tardaron poco en reunirse y discutir acerca del hostigamiento laboral, la demanda constante de aumentos de productividad, los bajos salarios y el absoluto descaro de la empresa de verter sustancias contaminantes en los ríos locales. Una vez organizados en un sindicato incipiente, la respuesta de Fuyao es contratar a un unión buster, que hace su trabajo con diligencia y velocidad pasmosa. Con las técnicas descritas por Levitt, logra disuadir a la mayoría de los trabajadores, quienes finalmente deciden cerrar el sindicato y anular su representatividad. Los tramos finales del documental exhiben una consecuencia de esto último. Muchos de los trabajadores – incluso varios de los que fueron convencidos a votar contra el sindicato- son finalmente sustituidos por robots. Más fuertes y resistentes que los trabajadores de carne y hueso. Más manipulables y baratos.”
El empresario, insensible a través de la automación busca eliminar al que le considera un enemigo, al obrero y a sus estructuras de representación, por ende, a los sindicalistas. En la eliminación surge la militarización y la fantasía de guerra, muchas veces mezclado con una religión de mercado y de guerra santa.
Trabajemos en pos de una tecnología humanizada, diseñada y aplicada para no asfixiar al trabajador y a quienes ya se encuentran fuera de los sectores productivos o de servicios. No hacerlo significará el fortalecimiento de un poder tecnocrático monárquico, autoritario y sin opositores. Creemos y construyamos por la vida. ¡OTRO MUNDO ES POSIBLE Y NECESARIO!
[1] Dicho de una persona, especialmente de un marido: Que es objeto de infidelidad por parte de su pareja. Usado también como sustantivo.
[2] G. Reimondo, “¡Robot Army! Desembarque de los ejércitos de robots en logística”, Revista TECNOLOGIA HUMANIZADA Núm. 3 2024
G. Reimondo, “¡Robot Army! Desembarque de los ejércitos de robots en logística”, Revista TECNOLOGIA HUMANIZADA Núm. 4 2024
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