
¿Qué pasa en Colombia?
Desde el 28 de Abril del presente año, millones de Colombianos y Colombianas, residentes en su país y en otros lugares de mundo, salieron a las calles a manifestarse en contra del Gobierno en cabeza del señor Iván Duque Márquez, y hasta el día de hoy, son cientos de noticias que se escuchan acerca de la difícil situación por la que atraviesa esta nación. Pero ¿por qué sucedió esto?
En los medios nacionales e internacionales se ha hablado de que estas manifestaciones surgieron por la inconformidad que generó una reforma tributaria presentada por el gobierno con el supuesto fin de recaudar fondos (26 billones de pesos colombianos) para que el país no caiga en “banca rota”. Pero con qué cara se pide esta cantidad después de haber malgastado casi 15 billones de pesos en aviones, vehículos y armas para el ejército y la policía, un programa de televisión del presidente y un sinfín de “juguetitos” para alimentar la corrupción de este gobierno. Esto obviamente generó un descontento en la población que, siendo golpeada por una de las peores administraciones de la pandemia en todo el mundo, ahora era expuesta a un alza de impuestos ridículos, por dar unos ejemplos; en la canasta básica familiar y la implementación de peajes en las calles de las ciudades.
Pero esa solo fue la gota que derramo el vaso, pues el pueblo colombiano no pudo aguantar ni un minuto más tanta injusticia que, desde hace más de 3 décadas, ha golpeado y gobernado al país, cuál dictadura, dando lugar, además, a la formación de toda una secta social de clase alta que venera ciegamente al peor personaje que ha tenido Colombia después de Pablo Escobar; al expresidente Álvaro Uribe Vélez, que además de ser expresidiario, cuenta con casi 300 investigaciones en su contra, entre algunas de ellas; sobre narcotráfico, paramilitarismo, corrupción, y la más escalofriante masacre del siglo XXI en toda América y el mundo: los llamados Falsos positivos, que se dieron en su gobierno.
De no estar gobernado por el Uribismo, la corrupción y el narcotráfico, términos sinónimos, Colombia seria de los países más prósperos de la región. Pero la realidad de los y las colombianas es ver casi a diario el asesinato de líderes sociales, defensores de derechos humanos y cualquier persona que se atreva a alzar la voz por su gente y querer cambiar esa realidad.
Sin embargo, para esta nueva generación de jóvenes, el miedo parece haber desaparecido, esto se refleja con la emblemática frase: “nos quitaron todo, hasta el miedo” y por ello, este estallido social. Lamentablemente, el luchar contra una dictadura así trae desgarradoras consecuencias; a la fecha son alrededor de 70 personas asesinadas, un aberrante número de personas desaparecidas y heridas que han sufrido graves daños como perdida de mandíbula y de ojos, todas en el marco de las manifestaciones, la mayoría de estos casos ocurren por exceso de la fuerza publica y otra parte a causa de civiles armados que pertenecen a la secta del uribismo; paramilitares o también conocidos como águilas negras, generando así, una guerra civil.
En la ilustración de la tapa, hecha por un estudiante colombiano de Diseño Gráfico; David Merak, nos muestra un cartel con personajes que se convirtieron en símbolos de las recientes manifestaciones, en la parte superior se encuentran Lucas villa, manifestante asesinado por sicarios paramilitares, Santiago murillo, manifestante asesinado por la policía y Alison Meléndez, una menor que, después de denunciar abuso sexual por parte de la policía, decidió suicidarse. En la parte inferior se encuentran personajes representantes de la guardia indígena, del feminismo, al conocido capitán Colombia, a los periodistas del canal 2 y hasta un pato que marcho con la bandera colombiana y que fue sensación en redes sociales. Todos estos personajes reunidos en un cartel para representar la resistencia, la unión del pueblo colombiano, pero, sobre todo, a los que ya no pueden marchar porque les apagaron la vida.
Además de realizar ilustraciones y carteles sobre estas manifestaciones, David ha estado marchando también en su ciudad, San juan de Pasto, al sur de Colombia, buscando capturar con su cámara los momentos que dejará este hecho histórico en Colombia. Como artista, siente la responsabilidad moral y social de no ser indiferente a su país porque al igual que millones de jóvenes colombianos y colombianas sienten con profundo dolor e ira las injusticias de los gobiernos que desde que ellos y ellas nacieron, les han vulnerado sus derechos y su dignidad. Pero al día de hoy parece que ese dolor y esa ira la han transformado en fuerza y esperanza para no dejarse arrebatar lo que por derecho es suyo; una vida digna, la paz y la justicia.
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