Teléfonos celulares: riesgos psicológicos y físicos

Teléfonos celulares: riesgos psicológicos y físicos

Las personas que me contratan, en su gran mayoría, llegan con dolores de espalda, sobrepeso, mala calidad de sueño, ansiedad y estrés, quieren verse mejor pero principalmente buscan sentirse mejor. Son personas que muchas veces no están cómodas con su cuerpo, ni con sus situaciones vitales, que tienen largas jornadas laborales y desorganización en sus hábitos nutricionales y de sueño. Además, suele suceder que han tenido experiencias desagradables con relación a gimnasios, deportes y otras formas de actividad física tradicionales, y no conocen alternativas para realizar actividad física.

En ocasiones estos clientes llegan derivados por psiquiatras con diagnósticos de depresión, trastorno de ansiedad generalizada, y otros. Quieren algo diferente a lo que vienen haciendo, saben que necesitan cambiar ciertos aspectos en su vida, pero no saben bien cómo.

Desde mi rol, trato de ayudarles a pensar y actuar en consecuencia con sus intenciones más personales, sus valores, lo que sienten que necesitan en su vida para estar mejor consigo mismos, teniendo en cuenta una planificación de actividades físicas, y un análisis sobre las cosas que facilitan o dificultan el sostenimiento de una vida más activa a nivel físico. También respecto a elecciones nutricionales y conductuales que repercutan en una vida con más energía y mejores recursos para lidiar con sus malestares, lo cual implica la mayoría de las veces interconsulta con nutricionistas.

En ocasiones, estas intervenciones derivan en otro tipo de reflexiones por parte de mis clientes, respecto a sus elecciones laborales (“¿me gusta mi trabajo? ¿es necesario que trabaje tantas horas al día? ¿quiero cambiar de empresa o de profesión?”). En el fondo, no se trata de “tapar” el malestar con “relajación”, o “luchar contra el stress”. A veces el stress es la reacción adecuada a un entorno o una situación que no nos agrada. Parte del cambio a una vida más saludable es poder darse cuenta de estas cosas y enfrentarlas de manera organizada. Intento ayudarlos con esto también, y a veces es necesaria una interconsulta con otros psicólogos.

Mis consultantes tienen mucho potencial, y al mismo tiempo ciertas relaciones algo problemáticas con la tecnología, en muchas ocasiones. Como sucede con muchas personas, aquello que les allana el camino a ciertas tareas laborales o actividades recreativas, es también lo que les suma malestar a su vida, por un uso que es en ocasiones excesivo, o indebido, o ambos.

Un ejemplo de esto es el uso de los teléfonos celulares. En este artículo quiero compartirles algunos datos y reflexiones sobre el uso de los teléfonos celulares y las redes sociales.

Teléfonos celulares, ¿para qué los usamos? ¿sirven para todo?

En primer lugar debemos hablar del uso indebido del celular para ciertas tareas. O sea, no se trata solamente de organizar el tiempo que nos exponemos a los celulares, o de proponer posiciones más seguras para el uso de los celulares, sino de cuestionarnos si realmente debemos utilizar el celular para todo. Propongo que para ciertas tareas es más seguro, ergonómicamente hablando (es decir posturalmente), utilizar una notebook o incluso mejor una PC con pantalla elevada.

Los teléfonos celulares son dispositivos muy útiles para comunicarnos y realizar distintas tareas cotidianas, pero no están diseñados para tareas laborales o de estudio que requieren un uso prolongado, como escribir un texto largo (por ejemplo un informe o un artículo o monografía) en Word. El uso prolongado de los teléfonos celulares puede traer problemas de postura, ya que muchas veces nos inclinamos hacia adelante o hacia un lado para ver la pantalla, lo que puede causar dolores crónicos en el cuello y los hombros.

¿Por un momento de supuesta “comodidad” (cuando da pereza ir a prender la notebook, total nos queda más cómodo usar el celu) vale la pena vivir a diario con dolores?

Riesgos físicos de ciertas posturas, y posturas aconsejadas.

Teléfonos celulares: riesgos psicológicos y físicosComo podemos ver en las imágenes que acompañan este artículo, con una postura inadecuada, la cabeza ejerce mucha más presión sobre las vértebras cervicales, o sea la porción de la columna que está en nuestra nuca.

Como ya he mencionado, el uso prolongado del teléfono celular en posiciones inadecuadas puede aumentar el riesgo de dolores de cuello, hombros y espalda. Pero además, la mala postura al usar el teléfono celular puede aumentar la presión en las cervicales, lo que puede llevar a problemas de salud a largo plazo como hernias de disco y problemas de columna vertebral.

Para evitar problemas de postura al usar el teléfono celular, es importante seguir algunos consejos:

I) Mantener una buena postura al sentarse: asegurarse de sentarse con la espalda recta y los hombros relajados.

II) Usar el teléfono celular a nivel de los ojos: evitar inclinarse hacia adelante o hacia un lado para ver la pantalla.

III) Descansar el teléfono celular en un soporte: utilizar un soporte para el teléfono celular para evitar tener que sostenerlo con las manos.

IV) Tomar descansos regulares: tomar descansos regulares de al menos 15 minutos cada hora para estirar y mover el cuerpo.

V) Usar auriculares o altavoz: usar auriculares o el altavoz del teléfono celular para evitar tener que sostenerlo cerca de la cara.

Teléfonos celulares: riesgos psicológicos y físicos

Riesgos psicológicos del uso excesivo de los teléfonos celulares.

En esos casos me gusta preguntar ¿cuál es el malestar que estamos intentando manejar mediante la utilización del teléfono celular hasta altas horas de la noche, incluso en nuestra cama? A veces son preocupaciones, “voces” que queremos callar (problemas de dinero, obligaciones pendientes, etc.), otras veces es una sensación de soledad que tememos, otras veces es la necesidad de sentir algo de diversión después de haberle dedicado todo el día a tareas (es decir, el uso del celular aquí a veces tiene que ver con un malestar respecto a cómo hemos vivido el día, lleno de tareas).

El problema es que con el uso excesivo del celular generamos otro malestar, agregado al primero. Si estábamos preocupados y queríamos distendernos, terminamos después más nerviosos, con pocas horas de sueño al otro día, y el efecto es el de una bola de nieve que cada vez se hace mayor con el correr de la semana. Por evitar un malestar, por no darle voz, ahora nos grita en la cara: nuestro cuerpo y nuestra mente nos dicen “estamos mal, estamos tensos, estamos cansados”.

La mayoría de las veces lo mejor que podemos hacer es dormir, simplemente. Dejar el celular en otra habitación, poner como despertador un reloj sin otra función que no sea la de marcar la hora y hacer sonar la alarma a la hora adecuada. Sin otro estímulo que quizás un libro, solo eso, y una luz tenue. Y también dedicarle un tiempo del día a pensar qué vida estamos teniendo, qué vida querríamos tener.

No siempre podemos elegir nuestras condiciones de vida, pero muchas veces pensando sobre nuestras elecciones y generando pequeños cambios en la dirección más adecuada para nosotros, ya nos sentimos mejor. Dejamos de evadir y tomamos acciones comprometidas con nuestros valores, no solo con metas externas. Pero por el momento sigamos con algunos datos sobre los celulares, y por qué es una muy mala idea utilizarlos en la cama antes de dormir.

La luz azul emitida por los dispositivos electrónicos, como los celulares, las tablets y llas computadoras, puede afectar nuestro cerebro cambiando el ritmo de sueño-vigilia del cuerpo (lo que se conoce como ritmo circadiano), lo que puede interferir en el sueño y la salud. La luz azul es una forma de luz de alta energía en el espectro visible, y se cree que puede interferir con la producción de melatonina, una hormona que ayuda a regular el sueño. Esto puede llevar a problemas de sueño, como insomnio y somnolencia diurna, y puede también aumentar el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardíacas. Por lo tanto, se recomienda evitar la exposición a la luz azul antes de dormir.

Además, los celulares son frecuentemente utilizados durante largos períodos de tiempo para acceder a redes sociales, y una vez que una persona toma su celular antes de dormir, para ver redes sociales, puede resultar muy difícil soltar el celular, y eso no es solo porque esa persona tenga poca fuerza de voluntad, o esté postergando tareas, o lidiando con situaciones emocionales difíciles, buscando distraerse con las redes sociales. El problema también es que las redes sociales están diseñadas para volverse muy atractivas, demasiado atractivas: incluso adictivas.

Recientemente, en enero de 2023, el Distrito de Escuelas Públicas de Seattle presentó una demanda en contra de los gigantes tecnológicos que poseen a TikTok, Instagram, Facebook, YouTube y Snapchat, argumentando que las redes sociales tienen un rol nocivo en la salud mental de jóvenes, pero eso puede extenderse fácilmente a los adultos actuales.

“Los acusados han explotado con éxito los cerebros vulnerables de la juventud, enganchando a decenas de millones de estudiantes en todo el país en ciclos de retroalimentación positiva por el uso excesivo y abuso de las plataformas de redes sociales de los acusados”, indicó la demanda. “Peor aún, el contenido de los acusados creado y dirigido a la juventud a menudo resulta dañino y explotador”.

Y si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía no considera que la adicción a las redes sociales sea una enfermedad, en 2019 un grupo de parlamentarios de Reino Unido, en colaboración con la Royal Society for Public Health (RSPH) elaboró un informe en el cual se pide al gobierno británico estudiar a fondo la adicción a las redes sociales para determinar si se trata de una enfermedad, debido a que afecta a la salud mental de los usuarios, especialmente los jóvenes.

En síntesis: se invierte muchísimo dinero en especialistas en psicología, marketing, programación y neurociencias entre otras disciplinas, para incrementar el uso de las redes sociales, pero ¿cuánto es suficiente? ¿no debería haber un límite para este tipo de manipulaciones? Espero que estas demandas y pedidos tengan un efecto saludable en la regulación de los métodos que estas empresas usan para captar y mantener a las personas usando las redes sociales, y por ende los celulares, porque estos métodos favorecen el abuso y adicción a las redes.

A modo de conclusión.

En resumen, el uso prolongado de los teléfonos celulares puede traer problemas de postura, especialmente en el cuello y los hombros. Para evitar estos problemas, es importante seguir una buena postura al sentarse, usar el teléfono celular a nivel de los ojos, descansar el teléfono celular en un soporte, tomar descansos regulares y usar auriculares o el altavoz del teléfono celular.

Asimismo, el uso de los teléfonos celulares para ciertas tareas que deben ser realizadas en otros dispositivos como notebooks o PC, puede llevar a un uso prolongado del celular que es evitable si utilizamos los dispositivos adecuados. Es decir: en caso de escribir textos largos, antes que mejorar la postura, lo que debemos hacer es dejar el celular de lado.

A su vez, el uso indebido y prolongado del celular, especialmente antes de dormir, puede afectar nuestro ritmo circadiano, de sueño y vigila, afectando nuestras emociones, pensamiento, y energía diaria.


Fuentes:
Acerca de Adrian Ramírez, 1 Articles
Soy Dr. en psicología y entrenador personal, y me desempeño como entrenador personal, psicoterapeuta, profesor universitario e investigador. Desde hace 8 años comencé a trabajar como entrenador, y hace tres años que lo hago de manera 100% online integrando preparación física con psicología, teniendo como principales consultantes a programadoras/es y trabajadoras/es digitales de distintos puntos de Argentina y otras partes del mundo.

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