
Las famosas aplicaciones para celular, y todo su auge, de las cuales todo el mundo está maravillado porque se promete hacer de todo desde su celular. Pero ya no con sus propias manos, son una nueva manera de seguir fagositando de lo último que nos queda a los países que intentan crecer.
El concepto de la pequeña computadora personal con entretenimiento y telefonía es una idea planteada por el mercado tecnológico en los 70′.
Hagamos un poco de historia. En determinado momento de la apertura indiscriminada de importaciones destruimos la posibilidad de la industrias nacionales. Lo cual muchos sectores lo lamentan. Luego se comenzó a dar servicios tercerizados de tecnología, es decir los universitarios y recién recibidos tomados como programadores o desarrolladores para empresas que controlan la tecnología y los negocios para otras sociedades dominantes. Algunos casos puntuales a nivel nacional, llegaron a ser exitosos, pero como lo importante son los negocios, la tendencia fue que muchas de estas nuevos emprendimientos vendieron sus derechos o acciones a los grandes monstruos del comercio electrónico. Se disolvió todo interés empresarial local en mantener dichos proyectos bajo el control regional.
Hoy ya no importa que convicciones poseen los usuarios, en nombre de la evolución tecnológica, todo es bueno y evolutivo. Bajo dicho concepto maravilloso, ¡estamos vendiendo nuestras últimas joyas!. Veamos un ejemplo:
Uber, ¿Que aporta tecnológicamente a la comunidad local? , nada, solo la instalación de equipamiento reducido. Todo lo demás esta afuera, el desarrollo, parte del dinero de cada viaje, la información de las transacciones y las personas. ¿Todo porqué?, ¿te lo preguntaste?.
Hoy muchos dicen: -¡No veo televisión, pero veo Nexflix!-. Ya que se pueden ver películas de todos lados y las producciones locales de televisión no parecen adecuadas o que no deberían ser mejor con inversión o sistemas locales. Pues bueno, la tecnología y su manejo están centralizadas en Estados Unidos. ¿Que parte del servicio requiere infraestructura local?, las redes, es decir los cables y la tecnología básica para su distribución, que es lo que hoy día genera menos ganancias a las empresas de tecnología. Todo lo demás está fuera de la economía local. El servicio está centralizado, es muy fácil contestarse la pregunta: ¿las producciones locales de cine y serie con quien deberán negociar su distribución?.
¿Qué podemos decir de Netflix?:
110 millones de suscriptores en 200 países.
1000 millones de dólares en beneficios mensuales.
Un crecimiento de 5 millones de suscriptores por trimestre.
Reproduce 1000 millones de video por semana.
Si analizamos los casos de las aplicaciones Rappi, Glovo y PedidosYa podremos denotar una gran precarización laboral y además de la concentración e intermediación de un sistema de reparto y entrega de mercadería que anteriormente era realizado desde cada negocio y por personas contratadas por el negocio con una relación laboral legalmente clara y definida. Lo que quiere decir esto último es que la relación laboral, fuera cumplida o no por el empleador, estaba definida y era convenida por cada negocio y empleado. Es decir las empresas de las Apps terminan determinando el mercado de las entregas. Entiéndase, que el marketing, difusión y costumbre del uso de Apps conlleva a conformar un mandato social sobre los negocios para el uso del servicio.
Estas prestadoras de servicios se definen a sí mismas como hacedoras de un vínculo entre el comerciante y las personas que realizan las entregas. Como si estas personas con recursos mínimos, en caso bicicletas no propias, fueran empresarios. Perversamente, debido a los resultados, estas empresas divulgan que fomentan el emprendimiento personal dado a que pueden manejar sus tiempos y no poseen un jefe, además de poder tener la posibilidad de hacer ejercicio físico. El repartidor debe bajar la aplicación a su celular, realizar los trámites correspondientes además de presenciar un curso brindado por la empresa. El interesado debe comprar su uniforme y caja contenedora de pedidos a la empresa. Obviamente para realizar apropiadamente su trabajo, deberá adquirir por su cuenta un celular y cargador portátil. Si el repartidor, por el motivo de andar en la calle, sufriera un acto de inseguridad y le robaran el celular, el pedido o parte del equipamiento la empresa no se hará cargo de nada. El mensajero es controlado permanentemente por medio de GPS para corroborar que el pedido se haya realizado en los tiempos exigidos por la empresa. El cadete de entrega no puede denegar la realización de una entrega, en ese caso es penalizado bloqueándolos de la plataforma. Mientras tanto los pedidos le siguen llegando, mostrándoles el trabajo que han perdido, lo cual es sumamente indigno.
Consulte a mi amiga teóloga Mariana Zúñiga que se relaciona con personas que trabajan en estas empresas, ella está muy preocupada por el concepto que poseen estas compañías en cuanto a la comida de las ordenes descartadas o falsas. La lógica de las empresas es que en el caso de este tipo de casos las comidas de esas órdenes deben ser tiradas a la basura. No pueden ser utilizadas. Es decir la persona no la puede regalar, ni consumir, dado que ello sería una penalidad. Muchos de los trabajadores de entregas en algunos países son migrantes que provienen de países donde se siente la escasez y la necesidad diaria alimenticia. Con lo cual se encuentran con un dilema ético, humano, propio de la sensibilidad del que ha sufrido. Es terrible tener que tirar la comida. Al producirse una situación donde esta debe ser descartada, el cadete debe informar a la plataforma y enviar una foto donde se muestre que la comida fue tirada en la basura. Algunos, conscientes de lo inhumano de tirar la comida cuando hay otros que la requieren, la dejan en un lugar y se acercan hasta alguna persona indigente para informarle que allí se encuentra comida fresca y apta para el consumo. Como esta situación ha llegado al conocimiento de los que manejan las Apps, y proceden a fiscalizar que se cumpla esta situación. Se produce un seguimiento, que podría ser considerado un acoso, para verificar que el descarte sea cumplimentado.
¡Yo levanto la mano para tomar el taxi! y lo voy a seguir haciendo. El trayecto en el horario que acostumbro hacer viajes en taxi ene se horario sale inclusive más barato que Uber.
Nadie y menos «desde las corporaciones multimillonarias»; fuera de mis amores, mi barrio y sus marginados , se merecen que los trabajadores locales regularizados, uno los siga destruyendo pagando por una linda frivolidad.
Lo mismo está sucediendo con el hogar inteligente. Para prender la luz del baño, ese accionamiento ese movimiento va a ir a un servidor de una empresa foranea, que no solo va a saber todo de vos, sino que encima algo le vas a pagar de alguna manera. Va llegar el día que para sentarte en el retrete (inodoro) de tu casa, allí donde reflexionas, vas a tener que poner una monedita que va a terminar en Europa, EEUU o China.
Les invito a ir viendo este video:
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