En estas últimas décadas ha habido un gran avance de la tecnología, la cual se ha establecido en nuestras vidas para quedarse. En mi país, España, la modernización de maquinaria y tecnología era de una manera progresiva, más lenta que en otros países de la Unión Europea. Fue a raíz del COVID 19 que comenzamos a usar muchas herramientas tecnológicas diferentes en nuestro día a día, para evitar estar en contacto con otras personas y no contagiarnos. De todas las alternativas que surgieron, el teletrabajo y los códigos QR (es la evolución del código de barras que aparece en todos los productos que compramos) parecen ser lo que más ha gustado en la sociedad española.
Hasta ese momento, el teletrabajo, como diríamos al menos en mi ciudad, brillaba por su ausencia. No estaba normalizado y era muy raro ver a alguien trabajando desde casa. Pese a que sí existía, solo un porcentaje muy pequeño de la población lo practicaba.
Y qué decir de los códigos QR, no existían en ese momento. Nadie sabía qué eran. Fue una vez pasada la obligación de permanecer en casa que salimos a la calle y los locales de comida y bebida comenzaron a usar esos códigos, nuevos para nosotros. Y cómo no, no ha faltado tiempo para idear una estafa nueva: las multas falsas de tráfico con código QR.
Acorde a las fuentes oficiales, este código QR remitía a lo que parecía ser la página de pago de la página web oficial del Ayuntamiento, pero como bien sabemos ahora, las víctimas de este delito no abonaban ninguna multa al ayuntamiento de manera oficial y legítima.
Ahora bien, ¿hasta qué punto está tan normalizado el código QR que accedemos a uno cuando lo vemos sin verificar realmente dónde estamos accediendo? Vamos a un bar, por ejemplo, y ya no tienen la carta en papel, es un QR en una mesa. Accedemos sin ningún tipo de miramiento. Alguien podría haber creado uno y pegarlo en la mesa de ese bar para recoger información personal de los móviles que accedan y nadie se enteraría.
Espero que los locales con códigos QR distribuidos por sus recintos verifiquen periódicamente que los que tienen son realmente suyos y nadie los ha modificado, o cualquier otro método de primera comprobación de que, en principio, parecen legítimos.
Los avances tecnológicos nos facilitan la vida, pero también ponen en peligro nuestros datos personales, que pueden ser usados en nuestra contra.
Hay que aprender a tener más cuidado a la hora de usar nuestros móviles para acceder a diferentes portales web. Y no, no pretendo crear miedo a nivel social hacia la tecnología, la cual es maravillosa muchas veces, sino conciencia. Una conciencia comunitaria acerca del uso responsable de la misma, sin la cual no podríamos vivir hoy en día, ni sería posible estar publicando esta nota.
Fuentes:
Portal Web del Ayuntamiento de Madrid. (10 de Diciembre del 2022). Alerta: falsedad documental en fotocopias que simulan ser multas de tráfico colocadas en los parabrisas de algunos vehículos de la capital. Portal Web del Ayuntamiento de Madrid. https://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/Inicio/Actualidad/Noticias/Alerta-falsedad-documental-en-fotocopias-que-simulan-ser-multas-de-trafico-colocadas-en-los-parabrisas-de-algunos-vehiculos-de-la-capital/?vgnextfmt=default&vgnextoid=9c88cb590c8f4810VgnVCM1000001d4a900aRCRD&vgnextchannel=a12149fa40ec9410VgnVCM100000171f5a0aRCRD
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